Con gran dedicación y atención al detalle, el comedor se decoró con simpáticos fantasmas, arañas, coloridas setas y calabazas. Un refrán apropiado para el almuerzo redondeó el especial ambiente.

Los niños siempre están muy contentos con este agradable cambio de ritmo y con el "amor" que el personal de cocina pone en algo más que en la cocina.
Muchas gracias a Anja, Verena y Helena.
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